¿Quién eres después del trabajo?… ¿A quién llamas cuando no estás en él?, ¿Quién te responde… Quién te escucha realmente, palabra por palabra sin interrumpirte y si lo hace es para darte un beso, mientras le cuentas cómo te fue en tu día, hasta que se te olvida de qué estabas hablando y de repente te entra ese sentimiento de que nada es más importante que estar aquí y ahora con tu familia, sin ansiedad ni soledad.
La verdad del amor se revela cuando nos encuentra la vulnerabilidad a través de una enfermedad o cuando nos despidieron del trabajo, quizás por eso es tan importante el poder de la familia. Porque no les importa el cargo de turno o tu insignia, siempre serás el jefe(a) de tu casa.
La vida es corta para no saber valorar a la familia, su poder llena, emociona y conmueve nuestros espíritus sin etiquetas y nos ubica como seres humanos imperfectamente perfectos que lo único que buscan es aceptación y una sopita de pollo para nuestras almas retorcidas que a veces se confunde con el ego diario de este infierno/paraíso terrenal.
La familia es poderosa en sí misma porque es nuestra tribu que se apodera de nuestros momentos más íntimos y personales, los cuales no permitimos que nadie más vea, como la vez que lloraste por eso que sólo tú sabes. El prejuicio de la familia es el aburrimiento y la rutina, pero yo no lo veo así, yo veo tranquilidad, estabilidad y paz, lo valoro ahora.
Jamás subestimes lo construido, ni lo des por sentado: admirar,apreciar, valorar y respetar al ser humano imperfectamente perfecto que está a tu costado es clave para seguir explorando, negociando, debatiendo, viajando, riendo y hasta peleando, si señores, que yo no quiero ni tengo una familia ingals donde “todo siempre está bien”, yo quiero una familia real en donde pueda ser yo sin maquillaje, en un viaje aventura de subidas y bajadas, de abrazos apretados, espacios necesarios y lecciones de vida garantizadas.
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Sinceramente, quiero que estés bien
YOU GOT THE POWER
Ana Romero | mujerespower.com.pe
